«Maricones de mierda» no es signo de homofobia, según la judicatura española

Una de las agresiones homófobas más difundidas de 2015 en Madrid se ha saldado con una multa de 250 euros a cada uno de los cuatro gays a los que un sujeto cuyo nombre ni careto han sido revelados por la prensa (los privilegios de no ir contra el sistema) golpeó en tres ocasiones. La primera fue en plena Gran Vía, lo identificó la Policía Nacional y dejó ir, permitiéndole emboscar a los chavales dos veces más, la última junto a la comisaría de Leganitos.

Tras tener lugar el juicio, una jueza del juzgado n.º 39 de Plaza de Castilla (cuyo nombre tampoco ha trascendido a la prensa) no ha considerado que se hubiera incurrido en un delito de odio, pese a los reiterados gritos homófobos que recibieron antes, durante y después de las hostias, por lo que cualquier pena firme de cárcel ha quedado completamente anulada. Pegar palizas a maricas sale a 1000 euros, no está nada mal.

Algo que hizo esta agresión bastante singular fue la pertenencia al colectivo Arcópoli de uno de los agredidos, abanderado de la campaña por la denuncia de las agresiones homófobas a la policía, de establecer nuevas leyes anti-homofobia y de disponer de más policía rosa. Si sus nuevos 250 euros no le son suficientes a nuestro protagonista, podría empezar a practicar autodefensa, lo que quizás le sea más útil de cara al futuro próximo.

Desde este boletín no nos alegraríamos de haber sido condenado a cárcel ese agresor. La cárcel no es una solución, ni la represión, ni el reforzamiento penal, para combatir la homofobia. Lo único que entienden los agresores es el miedo a recibir una respuesta lo suficientemente dura ante sus acciones homófobas. Reseñamos esta noticia para difundir hasta qué punto es cutre dejar a la administración que haga el trabajo de proteger a la gente no heterosexual, que ni son capaces de aplicar sus propias leyes de supuesta protección.

Nos lo esperábamos, como nos esperamos una solución parecida en la mayor parte de los delitos por homofobia, lesbofobia o transfobia actualmente en trámite. Sólo esperamos que batacazo tras batacazo a alguien se le encienda la bombilla de que el camino es otro.

PD: Un vistazo a este artículo también dice mucho de cómo van las cosas a muchos niveles.

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