Diversos grupos oficiales LGTB como la Federación Estatal, la Fundación Arco Iris o la Fundación Triángulo han impulsado una campaña para las últimas elecciones generales centrada principalmente en hacer un boicot electoral al PP por su falta de apoyo institucional a las personas no heterosexuales en su programa (medidas educativas y poco más). Consideran que el PP con diferencia es el partido mayoritario que menos apoya a las personas no heterosexuales. De la multitud de esquemas surgidos para justificar esta medida, subyace que PSOE, Podemos, Ciudadanos e Izquierda Unida están en un contexto pro derechos LGTB muy parecido (apostando más por PSOE o Podemos según las proclividades de cada grupo), subyaciendo de esto que Ciudadanos (C’s) es un partido al que votar por su afinidad de palabra a los derechos sociales.
C’s se enmarco dentro de la nueva derecha liberal dinámica que ha surgido en la última década y media europea como contrapunto a los caducos partidos neoconservadores y sus medidas económicas y políticas ancladas en los años setenta y ochenta, defendiendo siempre al capitalismo, la libre empresa y el actual estado de las cosas. No por ello los coqueteos con el fascismo, en especial en su vertiente españolista, han quedado al margen, como demuestran su apoyo al militar que amenazó con un golpe de estado ante la independencia catalana, o el apoyo a una misa por la División Azul en l’Hospitalet del Llobregat. A la vez que defienden un modelo económico agresivo, abogan por la incorporación a éste de capas sociales hasta el momento marginadas, como las no heterosexuales. En 2006 Albert Rivera, dirigente hasta la actualidad del partido, declaró en una entrevista que para él ya había concluido la equiparación legal de derechos entre homosexuales y heterosexuales (hetero dixit), quedando sólo el hacerlo una realidad social. Sin embargo, prefiere llamar “unión homosexual” al matrimonio homosexual regulado desde 2005 para evitar “tensiones innecesarias y perfectamente evitables”, siendo dichas uniones iguales en derecho al sacrosanto matrimonio exclusivamente heterosexual. En 2012 declaraba en las tertulias de Intereconomía TV su favorabilidad al matrimonio homosexual dicha de forma muy enrevesada y tecnicista, mientras enfatizaba el peligro que veía a que maestros en las escuelas hicieran proselitismo de la homosexualidad.
Sin embargo, al llegar al estrado del nivel estatal, dichos discursos parecen haber sido eclipsados por un apoyo tácito a la homosexualidad: C’s tuvo carroza propia en el orgullo gay de Madrid en 2014 y 2015, acudiendo a la última festividad Ignacio Aguado, candidato a la presidencia de la Comunidad Autónoma de Madrid, y Begoña Villacís, candidata a la alcaldía de la capital del estado. No por casualidad Albert Rivera volvía a hacer girar su discurso: de rechazar la palabra matrimonio como el resto de la derecha en 2006, a ver peligroso el proselitismo gay, declaraba antes de las elecciones municipales de 2015 que estaba “a favor de que las personas se puedan casar, ser matrimonio independientemente de su condición sexual, no sólo no molesta a nadie sino que hace un favor a mucha gente”. Esta proclividad hacia los derechos LGTB ha sido visible en el orgullo de 2015 en prácticamente todas las ciudades del estado en las que se ha celebrado manifestación o desfile, así como se han adherido a comunicados de rechazo ante agresiones o comentarios homófobos, han sacado adelante el proyecto de ley trans (junto a Podemos y PSOE) que previamente había intentado torpedear el PP…
Las problemáticas de las personas no heterosexuales no son un compartimento estanco dentro de la sociedad (aunque a veces se planteen como tal), y las propuestas económicas de Ciudadanos van encaminadas hacia el afianzamiento del liberalismo económico puro y duro a costa de las personas pobres, como demuestran sus medidas de favorecer el despido libre y otras de protección legal para la patronal. También han declarado su posicionamiento contrario y beligerante hacia la inmigración irregular, pactando con el resto de estados europeos para evitarla, y apostando por la exclusión de estos inmigrantes del sistema sanitario español. ¿Acaso nuestros autoerigidos líderes LGTB no piensan en que la mayor parte de las personas no heterosexuales carecen de dinero y son explotadas laboralmente, y una buena parte de ellas además no tiene papeles? Claro, que nuestros autoerigidos líderes provienen de la clase media, son blancos y les cuenta concebir a una persona migrante como una persona no hetero (a no ser, claro, que compren sus servicios sexuales).
Podemos, PSOE, IU y el resto de salvapatrias tampoco conseguirán la liberación sexual ni nada que se le parezca, y tampoco son santos de nuestra devoción, ni consideramos demasiado útil votarles. Pero que los grupos LGTB oficiales pidan el voto para ellos entra dentro de la lógica histórica que ha tenido lugar en el Estado español. Que emitan esas dosis de tolerancia hacia una formación como Ciudadanos es, además de vergonzoso, una muestra de la miseria política hacia la que derivan los discursos pro derechos LGTB de estos impresentables grupos.